domingo, 18 de marzo de 2007

Borde




Encuentro hoy en el habitual envío de the
Word of the Day, esta palabra: Revetment
Empiezo a sondearle los sentidos.

Y sale esto, algo así como una fachada de piedra, habitualmente albañilería, que sostiene un banco un largo y artificial montón de piedra o tierra construido para refrenar el agua o para sostener un camino o como protección o la protección del exterior de un edificio.

Es la palabra del día, no el horóscopo, pero sabemos que sirve, como amortiguar, sabemos que va la lisa pared de color ocre arriba, marrón oscuro debajo, oxidado en el medio, gradación de marcas de agua podrida, sabemos que está en el embarcadero y que aguanta el líquido ése, boqueando como los pescados que adentro tendrá, solo si un milagro lo permite. Sabemos que está el banco de arena en donde algún pedazo de infancia se quedó plegado para siempre y por dónde ahora andará, en qué mares de fondo.
Luego, puede proteger del agua ese montón de piedra o tierra, ser pared de contención y amoldarse por sus mismos componentes, y hasta dejar que el agua ande y nosotros también, más abrigados, como si fuera una escollera, hasta el lecho de piedra que en lugar fondo de río podría ser el sostén de esas partes que más altas en las rutas divergen súbitas de la llanura o se contruyen por algún peralte o voltereta que es mejor dar según venga el terreno.
También, y no menos importante, puede ser lo que en el exterior protege un edificio de las invasiones del agua, sobre todo, salvo que también pensemos en ventanas tapiadas, pero no es esta la cosa, es el material de las paredes, es un cuidado interno.
Y todo junto está hoy, alrededor de esta palabrita con aroma francés “revetment”, hoy.
Bastante para un día. Si anduviéramos por los tiempos de Donne, tal vez pensáramos en una meditación, y si en los del Deán Switft, menos en la parodia de meditar sobre una escoba que en su contrafaz verdadera, de cómo un material (o materiales tan continuamente vistos que ni se registran ni menos se los piensa como merecedores de alguna atención que no sea la utilidad), nos hace andar cavilando por caminos tan sólidos como abrigados y quizá de menos refreno que pendientes, en contraste con la aparente traquilidad sugerida.

1 comentario:

Unknown dijo...

Muy, pero muy bueno, Susana.