cuándo puede una ilusión apañar suave ternura y estarse, por cuatro horas o poco más afincar, por ahí, pura alta paz alrededor y sonrisa con misterio
habrá así de quedar, cuatro horas congelada, habrá sí, así, y aun si, aun si, y cuando, minuto más, minuto menos, sobrecargado de malditas intenciones o falta corazón o sobra espina o juntamento eso todo la bella dulce trastocada en fueria triste se esfuma del golpe, de golpe deja bruma invisible, del golpe que ha impuesto, única, triunfosa, la señoría del desprecio, el indudable y para más, confirmado, y el gesto imperativo, imperativo el gesto dedo alzado y nula voz a la pureza de la espera confiada, añica la ilusión con servil y mentirosa realiad sin contrapartida más que palabritas ahí, disimulando disimulo, inferenciando indiferencia, y unos fondos que de tan estuchados, estuches de cartón brea no son más que no, no son más, no son, no, y ahí queda
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