sábado, 23 de agosto de 2008

Las cárceles de la Nación serán...


La ley del 2X1: dos golpes por un diploma

Mañana (ya hoy) saldrá en todos los diarios que hubo ayer en Devoto una pelea entre internos; que la requisa entró buscando celulares que supuestamente se utilizan para realizar secuestros express desde el penal. Seguramente, hay algo que no van a decir. Que ayer terminaba el cuatrimestre y se entregaban los diplomas de las actividades extracurriculares del Centro Universitario de Devoto (CUD). Que lo de ayer fue una más de las brutales requisas descriptas en el Informe de la Procuración Penitenciaria. Que se trata de una venganza contra el CUD, un espacio de libertad construido dentro del mismo penal de Devoto, donde los internos tienen la posibilidad de realizar diferentes carreras universitarias. En el CUD se enseña, sobre todo, a pensar. Y el Servicio Penitenciario está preparado para responder a la violencia: pero no sabe qué hacer con internos que empiecen a pensar.

Ave Fénix es un proyecto de trabajo en cárceles surgido en el año 1997, y desde el 2001 hasta la fecha depende de la Secretaría de Cultura y Extensión Universitaria y cuenta con el apoyo de la carrera de Trabajo Social de la UBA. Las dos licenciadas en Trabajo Social que llevan adelante el Proyecto Ave Fénix, quienes concurren al penal de Devoto para tareas que van desde asesoría jurídica hasta la producción de un boletín informativo llamado “Hablando desde las cárceles”, redactaron este comunicado, el cual solicitamos a todos difundir entre quienes puedan:

2X1: dos golpes por un diploma

El día viernes 22 de agosto era un día festivo para las personas detenidas en la cárcel de Villa Devoto, se festejaba el cierre de cuatrimestre de las actividades extracurriculares que dicta la Universidad de Bs. As. en el espacio del Centro Universitario Devoto. La celebración incluía la entrega de certificados para los alumnos que aprobaron cursos de computación, la visita de funcionarios institucionales de la UBA y un espacio para compartir el almuerzo y algo de recreación con sus familiares. Una fiesta y un momento para demostrar el esfuerzo realizado durante el primer cuatrimestre.

Nuevamente, y como suele ser habitual, el servicio penitenciario realizó lo que se llama “una requisa de rutina” (porque se repite rutinariamente). En horas de la mañana, y según información remitida por una de las personas detenidas víctimas de la situación, este cuerpo de requisa ingresó al módulo cinco, celular primero procediendo a romper la mayoría de los televisores y demás pertenencias de los alojados y ocasionó destrozos con los alimentos que habían sido preparados para la celebración; para compartir entre ellos, los docentes, los profesionales de la Universidad de Buenos Aires y las familias de los detenidos.

Ante esta situación, obviamente, los detenidos solicitaron explicaciones de lo sucedido y la respuesta fue golpes y tiros.

A las 12 del mediodía, cuando la celebración debería estar por comenzar, había entre 20 y 30 personas detenidas con heridas de diversa gravedad y algunos habían sido trasladados al hospital del penal.

Inmediatamente algunos medios de comunicación hablaron de requisas por celulares, secuestros express y demás. Lo real es que los detenidos – estudiantes de cursos curriculares y extra curriculares fueron violentados física y psicológicamente por quienes se supone tienen el deber de “resocializarlos” (aunque no compartamos el concepto) y resguardar su integridad.

Una vez más, queda visible la situación cotidiana que padecen los detenidos y sus familiares: violencias de todo tipo, hostigamiento para aquellos que desean participar de actividades por fuera de las que ofrece el servicio penitenciario y demostración de poder a través del uso de la fuerza represiva.

Liliana Cucut-Paola Calcagno

Coordinación Proyecto Ave Fénix

Secretaría de Cultura y Extensión Universitaria

Facultad de Ciencias Sociales – U.B.A.

lunes, 11 de agosto de 2008

Europa, Europa



PAPELES MOJAOS (CHAMBAO)

por Cristian Julio Moyano

“Parece bastante hipócrita la tenacidad con que Europa procura evitar la llegada de inmigrantes africanos, cuando no son otra cosa que el residuo patético de sus correrías coloniales de varios siglos. ¿Acaso espera Europa que luego de centurias de saquear Africa despojándola de su cultura, de sus recursos materiales y humanos, de inyectarla con su fiebre perniciosa de consumo, vaya a poder encarar el nuevo milenio como una suerte de castillo artillado y compacto en cuyo interior todos son felices mientras fuera cunde el hambre y la desesperación? En el cuento de Edgar Allan Poe "La máscara de la muerte roja" se simboliza la futilidad del intento del príncipe de encerrarse en su palacio a dar fiestas hasta que pase la peste. La muerte acabó entrando igual. Europa es rica gracias, en buena medida, a todo lo que se llevó de Africa ¿Esperan acaso que los africanos hambrientos se queden padeciendo la miseria de sus latrocinios mientras las sociedades europeas disfrutan de altos estándares de vida? ¿Creen que es tolerable que quien los robó, mató y violó centenariamente se avenga a pontificar y a darles lecciones sobre moral internacional y derechos humanos? ¿No recuerdan, ingleses, las masacres de Kenya; los despojos de Rodhesia? ¿No recuerdan, franceses, cuánto robaron de Dakar y de Costa de Marfil? ¿No recuerdan, alemanes, los campos de concentración de Namibia y los cráneos del pueblo herero diezmado que aun conservan en el Museo de Medicina de Berlin? ¿No recuerdan, belgas, sus atrocidades en el Congo? ¿No recuerdan, portugueses, sus excavaciones depredadoras en busca del oro de Angola, sus cacerías de esclavos en Mozambique? ¿No fue vuestra codicia y vuestra fatuidad, europeos, lo que regó de tanta sangre de niños inocentes a los diamantes de Sierra Leona? Y ahora se permiten el airado lujo de repeler estas barcazas de desesperados, de encerrar y de deportar a los fugitivos que anegan sus costas y afean sus glamorosas playas mediterráneas. Si Europa fuese consecuente con sus propias políticas de derechos humanos tendrían que acoger con los brazos abiertos a los africanos y suplicarles perdón de rodillas, ofreciéndoles compartir algo de lo que se llevaron de sus tierras. Y lo curioso es que estos abanderados de la angustia no piden lo que les correspondería, la devolución de lo que les pertenece. Apenas piden las migajas de una limosna, vender baratijas en las plazas, repartir diarios o limpiar automóviles... Y aun así no los quieren ¿Demasiado doloroso el espectáculo, demasiado triste que en el centro de vuestra gran civilización se muestren los rostros oscuros de las víctimas que la hicieron posible? Vuestra ceguera es admirable, vuestra hipocresía criminal, vuestra inverecundia formidable. Mediten largamente sobre lo que están haciendo europeos. Ustedes, hacedores de historia, serían por demás estúpidos si olvidasen sus enseñanzas. Todo el poder de Roma no impidió su caída a manos de los bárbaros hambrientos de la Germania y del Tártaro; toda la majestad de Britannia se derrumbó sin atenuantes antes las masas hindúes encendidas por un hombrecito de apariencia insignificante y de corazón inmenso. Despierten de vuestro sueño torpe y de vuestra fantasía narcótica. El mundo ruge desesperado en torno vuestro.

¿Cuánto más créeis que podréis fingir no escuchar?”